El ser humano está dotado no solamente de
habilidades cognitivas, de razón, sino también de habilidades emocionales,
sociales, morales, físicas y espirituales, todas ellas provenientes del más
noble órgano de su cuerpo: el cerebro. En el cerebro encontramos la respuesta
para la transformación y es en él donde ocurrirá la transformación: en el
cerebro del maestro y en el cerebro del alumno, principalmente del educador.
Gracias a la Neurociencia, han posibilitado
una mayor comprensión acerca del proceso de aprendizaje. Las investigaciones
utilizando neuroimágenes viabilizaron un mayor conocimiento sobre las funciones
cerebrales superiores y complejas, como el lenguaje, la memoria y la atención,
las cuales son estimuladas, fortalecidas y evaluadas día tras día en los
centros educativos.
Asimismo, las investigaciones fueron revelando
el fascinante proceso de desarrollo cerebral que empieza en el útero materno y
sigue durante las diferentes etapas del ciclo vital, donde herencia genética y
entorno se van entrelazando y definen la calidad del desarrollo humano.
Algunos
aportes de las Neurociencias en el ámbito educativo son:
Ø
las instituciones educativas
representan un ámbito de enorme influencia en el proceso de desarrollo cerebral
ya que nuestros alumnos y alumnas pasan un promedio de 14 años y miles de horas
en un aula.
Ø
el maestro es un agente
significativo en la confluencia de la teoría y la práctica y por ello, su
formación, capacitación y competencia para la innovación facilitarán la unión
entre las Neurociencias y la educación.
En el contexto pedagógico se da el proceso de enseñanza
aprendizaje las cuales están vinculadas a varias habilidades y capacidades de
tipo cognitivo, social, emocional, moral y físico que necesitan ser aprendidas,
desarrolladas, practicadas y utilizadas, año tras año, para que se vayan conformando
y consolidando las bases de todos los conocimientos posteriores.
Todas estas habilidades y capacidades son el
fruto de un cerebro en constante aprendizaje y desarrollo, y, a medida que el conocimiento
relacionado al funcionamiento del cerebro humano vaya siendo más accesible a
los educadores, el proceso de aprendizaje se volverá más efectivo y
significativo tanto para educador como para el alumno.
Lo más importante para un educador es entender
a las Neurociencias como una forma de conocer de manera más amplia al cerebro
-cómo es, cómo aprende, cómo procesa, registra, conserva y evoca una
información, entre otras cosas- para que a partir de este conocimiento pueda
mejorar las propuestas y experiencias de aprendizaje que se dan en el aula. Los
educadores, a través de su planificación de aula, de sus actitudes, de sus
palabras y de sus emociones ejercen una enorme influencia en el desarrollo del
cerebro de los alumnos y alumnas, y por ende en la forma en que aprenden.
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